¡Llora guitarra, llora guitarra, llora nada más!
En los años de serenos, de chullas amantes, galantes, viejos de palabras elegantes, conquistadores de corazones que respondían al amor con la locura de un beso, que se expresaban al salir de la luna con su guitarra llorosa, que con una canción levantaban al más duro corazón, con ese pasillo cautivador que nunca deja de ser la expresión máxima de un poeta ruiseñor. El pasillo nace del San Juanito y el Yaraví una música propia nacional que rescata el sentimiento de un pueblo, fue representado por la maravillosa voz de un hombre que llevo por toda Sudamérica la magia de las letras y los acordes del alma. Como no recordar aquellos años del Quito antiguo donde las hermosas damas quiteñas salían a sus balcones a escuchar a esos caballeros conquistadores que con guitarra en mano daban vida al amor que paseaba la gran magia del pasillo por los corazones enamorados. Se recuerda canciones que hicieron el corazón vibrar y que con solo escucharlas regresan el tiempo en el reloj, como