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Cuando los amantes se enamoran en sus pupilas encandiladas pasan las lunas a todas horas, en sus manos tan nerviosas pasan tormentas de pétalos de rosas, a través de sus almas desordenadas la luna pide en silencio ser escuchada, atados al silencio de una llama, son ardientes sus palabras, hasta donde llega una laguna con impredecibles olas, allá dijeron que se llega en las altas esquelas de primaveras pasajeras, donde un poeta al amor se entrega, susurrando te amare a través de tu alma mi bella reina. Un amor prohibido por las clases sociales, una pareja de adolescentes que juraban por siempre amarse, unos padres que se sentían cobardes, abanico de sueños los que vivieron dos grandes amantes. Cuando dos enamorados no se pueden encontrar era normal en aquellas épocas de ese Quito colonial que se pudieran escapar, diciendo que salían a tan solo caminar siempre pasaban cosas que a nadie le solían preocupar. Nadie se oponía a un amor en una bolita de cristal, pero como dec

Al caer los últimos rayos de sol se disponía a mirarle enamorado el marinero soñador, dicen que la luna le seducía a caminar por la blanca arena, su color era un rojo marrón, sus manos temblorosas tocaron un cesto de rosas, entre blancas negras y moradas ninguna le traía la belleza anhelada, de pronto al salir el sol dejando atrás la madrugada aquel hombre se dio cuenta que solo soñaba, ¡pero de que se trataba!    En aquella época un hombre se sentó a recordar como los españoles se apoderaban de América, como imponían sus costumbres y doblegaban a quienes ellos decían los indios débiles, en su afán de proteger su tierra aquellos indios pelearon hasta la muerte, vieron caer su imperio y nacer nuevas culturas, culturas de odio y represión, de opresión y disolución.    Ese hombre contó con apenada mirada como el oro de pronto con ansiedad se llevaban y de las tierras dueños se proclamaban, al continente un nombre extraño le daban y de pronto América nacía de la angustiosa nad