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“Vamos a ver al Taita Carnaval” El taita, el padre de la abundancia, la presencia icónica de un personaje que trae más fortuna para los que aun llevan en sus costumbres algo representativo de los pueblos que se niegan a dejar morir sus creencias ancestrales. Algunos dicen que es un hombre que baja desde los más secreto de los andes ,entonando canciones que invocan a los espíritus y que bendicen la fiesta venidera. Desde los más profundos de los pueblos andinos nace este personaje especial que año tras año ha generado una algarabía diferente cada vez, que se ha transformado y que hoy en día es una fiesta que roza lo pagano y poco cultural en algunas partes del país. Días antes de que el Taita Carnaval se presente se entonan canciones especiales con el pingullo y la caja, pero se lo tiene que hacer en la época exacta o si no se estaría invocando a este personaje y el mismo se enojaría por el llamado anticipado. Se decía que el lunes de carnaval llegaba el taita y

El acorde que se quedó guardado en el alma jamás lo podremos olvidar, más de tres décadas han pasado con tu voz apagada y sin su eterno palpitar, tus melodías aún se escucha retumbar en cada una de las radios del país en su totalidad y en un continente que te llora sin poderte olvidar. ¿De seguro ya se dieron cuenta de quién hablamos?, en este pequeño gran relato de los recuerdos, ¡Julio Jaramillo Laurido! un artista con una voz particular, bella y con una totalidad única. Cuando pensábamos que era imposible que alguien llegara y transformara la música popular, pues nos equivocamos, el pasillo pasó a tener un nivel internacional impensable ocupando un lugar importante en la historia de la música. Existen tantas canciones que en aquellos acetatos se quedaron inmortalizadas, tantos vinilos que emprendieron viajes extraordinarios y tantos acordes mágicos que se volvieron un recuerdo. Quizá su vida estuvo marcado por altos y bajos, quizá algunos lo recuerden