“Sonrisas mortales”
La mañana del 29 de Agosto de una época
muy particular mi cabeza estaba desconectada, los recuerdos se habían apoderado
de tu ausencia, infinita se había vuelto aquella frase que como puñal en mi corazón
la recuerdo “sonrisas mortales”, mis manos temblaban con solo pensar en
aquellas palabras, incluso quería salir corriendo para no recordarte más,
muchas noches quise gritar morder tu silueta, rasgar lo que me quedaba de tu
mirada y arrancar de mis recuerdos la historia lejana de aquel amor siniestro y
pasajero.
Eres mi fantasma predilecto, mi ente demoníaco simple y tan complejo, te paseaste por mi memoria y atravesaste mi
cuerpo con el fuego que creo en mi era salido del infierno.
Tan solo fue necesario ese beso para
que te quedaras como anillo incrustada en mis dedos, no puedo describir lo que
mi corazón ha venido sintiendo, porque tú te apoderaste de cada una de las
estrellas que un día estuvieron presentes en mi cielo y las volviste planetas
de secretos y misterios.
Tú fuiste capaz de comprenderme aunque
jamás me propuse entenderte, fuiste la razón para que camine libre entre tanta
gente, incluso me dejaste caminar de la mano de la muerte, aquella dama
elegante que palpitante me quede en sus manos que me apretaron fuerte.
Con nobleza admito que no debí quitarte
la vida, ese es y será mi mayor delito, siento dolor porque te deje en lo más
alto e infinito, más tarde me di cuenta de que te fuiste alejando de mi
despacito, pero tu esencia seguía junto a mi elegía cada segundo para volverme
loco y hacerme distinto.
Me vi confinado a pasar escondido es
un hospicio, San Lázaro le decían los guardias del recinto, cada día les
explicaba con detalles por qué para mí el cielo era distinto.
No estoy loco, solo soy distinto a los
demás, la razón fatal es que en mi imaginación aun sueles estar, siento que me
atacan muchos fantasmas en la noche en cada tempestad, pero no olvido las
sonrisas mortales que nos solíamos dedicar, nunca encontré la diferencia entre
el dolor y el amar.
Ya es hora de que nos volvamos a
encontrar, en mis zapatos aún hay suela para caminar, al final espero que
puedan hallar la certeza en esta historia con poco que contar, alejémonos antes
que la locura se nos vaya a escapar.
Hoy te buscare en mis lamentos y te
hallare en cada uno de ellos, te esconderé en los sentimientos, que guardo en
un florero lleno de nardos de colores pasajeros.
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