El Arrastre de Caudas
Entre la inmensidad de preguntas
que el corazón suele hacerle al alma, buscando una respuesta tibia y
desesperada, son los aires de fuerza de alegría y de pasión los que despliegan
esta noble y milenaria tradición, la misma que en la transición de los años no
cambio ni se modificó, lo notable es que se mantuvo firme a pesar de los
cobardes que se atreven a criticarle.
Quizá muchos no entenderán de que
se trata el Arrastre de Caudas y la verdad su nombre es tan intrigante que
fomenta el asombro en quienes solo a preguntar se atreven.
Para entenderla mas es la única ceremonia de conmemoración
fúnebre en homenaje a Cristo si bien era celebrada solo en Roma, es fácil determinar
que debió llegar a nuestras tierras con los famosos conquistadores.
En la ceremonia participan seis clérigos
más conocidos como “Los Primados” quienes son los más antiguos al servicio
religioso y que su edad promedio es de 80 años. Los mismos ingresan a la
iglesia vestidos con una túnica blanca que simboliza la pureza de su trabajo,
sobre la túnica usan una capucha con capa negra la misma que es conocida como Cauda, esta túnica tiene varios metros de largo y se arrastra en señal de purificación
de los pecados.
Mientras los clérigos caminan, a
su llegada atentos espera en el Altar el Arzobispo de Quito, el mismo viste una
túnica dorada, purpura y blanca, adornada con prestigiosos hilos de oro y
plata, junto a él se encuentran dos canónigos vestidos de blanco y purpura, ellos
representan la penitencia.
Sin duda lo más impactante es que
en la ceremonia para representar la presencia de Jesús se utiliza el “Lignum
Crucis”, esta reliquia es guardada celosamente ya que es de oro, piedras
preciosas y que sorprendentemente lleva en el centro fragmentos de la cruz
donde fue crucificado Jesús.
A la cruz se le rinde homenaje
con una bandera negra que representa a la humanidad en las tinieblas, esta lleva
una enorme cruz cristiana de color rojo en el centro representando el martirio.
Mientras la ceremonia se está
desarrollando se puede escuchar el órgano viejo resonar con una música fúnebre y
tenebrosa, mientras las teclas arrancan con simbólico dolor las imágenes de la
muerte de nuestro señor.
No se trata de una simple reservación,
se trata de una noble y pura tradición que se impregna en los corazones más
dolidos y lastimados, se mantiene en las creencias más firmes y duraderas.
“Cerrando los ojos es cuando
aprendemos a entender todo lo que tenemos a nuestro alrededor”
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