Solsticio Ancestral
Las cosechas se encuentran listas
las papas por un lado y el maíz por el otro la pepa de oro como la solían
llamar, la chicha o la bebida de los dioses y los cuyes, cada una de ellas brindan un color de belleza y perfección a
esta ancestral celebración.
El sol se ha detenido a mirarlos, simbólicamente
espera el agradecimiento por el calor brindado para sus productos recibidos, el
tiempo pasara más lentamente y el verano se sentirá presente.
Se dice que en estas fechas el sol
ha resucitado, dicen que nacerá nuevamente para brindarnos lo que más
necesitamos, así es como se marca el comienzo de un año nuevo Inca, un tiempo
de agradecimiento y de pedir por que el periodo venidero sea de abundancia.
Una fecha especial donde se reúnen
los hombres más sabios y realizan un ritual usando sus trajes característicos
para gradecer al sol, aquí elevan las copas
de oro que llevan consigo cientos de años de historia y que se han ido
transmitiendo de generación en generación.
Si nos transportamos un poco al
pasado a cuando llegaron los españoles, ellos impusieron nuevas creencias y dieron un giro a
lo ancestral, por dicha razón cuentan que esta celebración se la realizaba a
escondidas.
Pero íntegramente pero no se pudo evitar la destrucción de los templos Incas, las
lágrimas de ira derramadas por no haber una vuelta atrás, todos estos factores
fueron determinantes para que se mantuviera la Fiesta del sol viva.
La rebeldía de los hombres y mujeres
luchadores, de quienes llevaban en su amuleto de creencias más que una fiesta y
que cargaban en su sangre la rabia de un pueblo luchador que no vería morir sus
sueños.
Los astros fueron testigos de su
ingenio y determinación, el sol la luna y las estrellas son y serán los
partícipes o los protagonistas de cada una de ellas.
Que este nuevo año el sol nos cobije
de grandeza y que las ilusiones de nuestros antepasados se sigan conservando y
se mantengan vivas por muchas generaciones más.
Relato por Daniel Villacís
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