Destino
"Destino"
Se abre el telón
y da inicio a la mejor de las obras de teatro, de pronto salen del fondo dos
jinetes cargando con ellos sus rifles
llenos de plomo, ellos contaban lo hermoso que era el abandono y lo frustrados
que se sentían al vivir entre la victoria y el odio.
Desaparecen los
jinetes y la obra entra en la etapa del desenlace, aquí aparecen dos estrellas
de corto alcance y la silueta de una avioneta que con ella se lleva lo más
bonito de la obra.
Una obra de
teatro que no tenía pies ni cabeza, pero que si contaba con la destreza de un
gran guionista que armo la columna vertebral de la misma y vio cómo se catapultaban
sus sueños.
Sin dudar
esta obra fue un breve rasgo de la historia de varios hombres que abandonaron
su destino de muerte en sus tierras natales para venir a traer desgracia en un
nuevo mundo que aún tenían que conocer.
Un abanico de
laberintos que se dieron en aquella época, que no tenían salida alguna y que fueron
un total mal momento para lo que vieron nacer por última vez el sol en el azul
del cielo.
Es así como
calificamos a la palabra destino, como una serie de eventos inesperados que a
la postre terminaron por acabar con la ilusión de miles.
Quizá una
obra de teatro sea la mejor manera de mostrar aquella parte de la historia de
nuestros antepasados, pero que lastimosamente en lo poco o mucho que dure la
misma nunca se podrá representar el dolor que sintieron y todo lo que
perdieron.
Desafiamos al
silencio al romper a gritos por un poco de conciencia, conciencia que se ha ido
desvaneciendo y que poco a poco se la está llevando el viento.
Disimuladamente
giramos la mirada y solo decimos que es parte de la historia, quizá todo ya es
pasado, pero nunca olvidaremos que esa parte nos dejó eternamente marcados.
No importa cuánto
más pasen los años, cuantas líneas dediquemos al destino incierto y pasajero,
como decían los antepasados, todo está grabado desde el día que nacemos y se imprime
cuando cerramos los ojos y se cae el cielo.
Ojala algún día
caduquen esos pensamientos errados y malintencionados, ojalá que llegue el día
donde los niños ataquen con tinta y con palabras escritas.
“Pongamos un
broche a lo vivido para que quede cerrado en el olvido”
Relato por Daniel Villacis
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