Pétalos intermitentes
Sentado en un lugar misterioso de explicar se encontraba el
más valiente de todos los volcanes, seducido por la niebla que le cobijaba cada
tarde se asomaba sigilosamente a mirar sin suspirar, a mirar como miran los cobardes
al amor que en silencio se deshace. Primaveras pasaban y en su anhelada lluvia de pétalos
cobijados con las más majestuosas heladas escondía un amor que perduraría
milenios y miles de atardeceres entre te quiero, te veo y me muero.
Más pasaban los años y no encontraba como encajar en su rompecabezas el amor de aquella montaña que jamás tuvo el valor de visitar y su amor entero susurrar.
Ahora el verano era desesperado, lastimaba sus angustiosos sueños, sentado vio pasar sin descanso cóndores que engalanaban sus blancos mantos, que estremecían con su vuelo el infinito desencanto.
Sus lágrimas se derraman y de ellas una laguna se iba formando, cuentan que la laguna era más grande de lo que muchos pensaban, incluso mencionan que lloro por tanto tiempo que su sufrimiento…
Más pasaban los años y no encontraba como encajar en su rompecabezas el amor de aquella montaña que jamás tuvo el valor de visitar y su amor entero susurrar.
Ahora el verano era desesperado, lastimaba sus angustiosos sueños, sentado vio pasar sin descanso cóndores que engalanaban sus blancos mantos, que estremecían con su vuelo el infinito desencanto.
Sus lágrimas se derraman y de ellas una laguna se iba formando, cuentan que la laguna era más grande de lo que muchos pensaban, incluso mencionan que lloro por tanto tiempo que su sufrimiento…